
La caída definitiva del SIM
Por Nery Pinatto.
NADA ES PARA SIEMPRE.
Cambió todo de manera radical.
Tanto en el escenario nacional como en lo interno de los partidos.
Pero, el punto de este análisis pasa por otro lado: el que más temían que sucediera, al que podríamos llamarlo, desde una perspectiva marxista, el de la “des-ideologización popular”.
Marx definía a
Aquí, desde los ideólogos marxistas vernáculos, se intentó algo semejante, al que denominé SISTEMA INSTITUCIONALIZADO DE MENTIRAS (SIM).
A diferencia del gran “mago de Tréveris”, nuestros continuadores orientales no perseguían fines tan elevados como el de la liberalización de la condición humana ni cosas por el estilo.
Nada de eso: el fin específico era profundizar sus influencias y poder (y también riquezas, obvio), alargándolas lo más posible en el tiempo.
Y así crearon el SIM, versión uruguaya de
Para ello idearon una súper-estructura de comunicación y (algo) de marketing basada en tres patas: un hecho posible (que debía volverse creíble), encuestas (realizadas por marcas tan prestigiosas como funcionales) y medios masivos de comunicación (los que me parece nunca fueron concientes del rol que se los llevó a jugar).
La infraestructura sería la mente de todos los “consumidores” del SIM: los uruguayos, en general.
MANÍA POR LOS MITOS.
Mito 1: Tabaré Vázquez.
El primer mito a construir era el de la gestión de Vázquez, separándola ampliamente de la gestión del gobierno en general y, ni hablar, de algunos ministros en particular. El caso Díaz fue paradigmático: en tres meses de gobierno, con la libertad de 1.000 presos, ya les previno a estos “ideólogos” que la tarea era tan urgente como poco sencilla. Si al socialista le sumamos Arismendi más Gargano más Tourné más Astori más María Julia Muñoz más Arana más Mujica…
Que Vázquez nos salve.
Y así el oncólogo pasó a tener cifras siderales de gestión: 60, 65, 70% de aprobación (no recuerdo si alguna encuestadora mostró cifras aún mayores, pero es posible porque algunas de ellas son dirigidas por fanáticos de la causa). El Cristo uruguayo.
A lo largo de de estos años ningún ministro superó (ni por cerca) el 50% de aprobación.
Vázquez, estratosférico: 70%. Increíble, pero cierto (para estas encuestadoras, claro).
Pero, sacarlo así sin un “contexto”, puede ser un poco difícil de asumir por el consumidor así como así..
Había que “aderezarlo”: 7% de inflación, 7% de desempleo…
Y la manija permanente en los titulares de diarios e informativos.
En el “mito Vázquez” pasó algo bien interesante de analizar: los propios ideólogos se auto-engañaron. Creyeron en sus propias mentiras y plantearon la reelección: menos de 100.000 firmas en 6 meses los hicieron volver rápidamente a la realidad.
El fin del mito sucedió este 28: el partido del presidente sacó 30% menos de lo que mintieron que tenía Vázquez de aprobación de gestión entre los uruguayos.
La realidad es que Vázquez tiene un (a esta altura nada despreciable) 42% de aprobación. Se parece mucho a la votación del FA, no?
Mito 2:
El mito de la invencibilidad del Frente Amplio creado durante estos últimos tiempos por operadores comunicacionales del gobierno (especialmente en la figura del promocionado y ex comunista Esteban Valenti y su Agencia Perfil -que en este período debe haber sido más que una mina de oro) aliados con algunas encuestadoras y la crédula ingenuidad de los medios que las cobijan se hizo trizas. Y no solo por razones externas: al pobre de Valenti se le cruzó Mujica y se le izquierdizó el Frente. Porque, sino era con Vázquez, la cosa era con Astori. Es que con el Frente, nunca se sabe, compañeros. Fue el comienzo del fin.
El gran Sistema Institucionalizado de Mentiras (SIM) que soñaron implantar en todo el país se les volvió una pesadilla: terminaron creyéndose ellos mismos sus falacias. El más crédulo de todos fue Raúl Sendic (Jr): “les ganamos con una heladera”, afirmó. Cierto es que durante buena parte de este gobierno lograron convencer a amplias capas (especialmente medias) de la población de la inevitabilidad del triunfo frentista.
Las (otras) encuestadoras tuvieron casi 4 años de gloria: mostraron disparatadas cifras de intención de voto del FA y de gestión de Vázquez, y dale que dale. A grandes medios, grandes ganancias.
Pero un pequeño callo empezó a surgir “desde el pie” allá por el 2006: el programa ESTADO DE SITUACIÓN (VTV), que empezó a mostrar “la otra cara de los números”. Y no sólo de encuestas, también de inflación, desempleo, emigración, inseguridad…
En ese año, una novedad. Luz verde: no existen.
Al siguiente, una confirmación. Luz amarilla: presiones. Se asustan y se van.
En el 2008, una explosión de rating. Más de 200.000, según INTERCONSULT. Más o menos lo mismo, según MPC. Luz roja: a rajarlos. Pero no pudieron. Y más problemas.
Y una cosa lleva a la otra. A pesar del cerco mediático y financiero, MPC (la consultora productora del programa) se volvió la más popular y confiable.
Lograr una casi imposible simetría en la opinión pública fue la hazaña de MPC.
Pero fue posible porque los mitos ya eran insostenibles.
El 28 fue el clavo en el ataúd de los ideólogos del SIM: ya el pueblo no cree en ninguno de sus mitos.
ANTÓN PIRULERO.
Hoy, sin ese sostén de convicción popular, la situación del oficialismo pasa a depender exclusivamente de lo fáctico (es decir, de la verdad): gestión de gobierno, fortaleza de su candidato y estructuras, y, obviamente, del desempeño de los adversarios. Y para colmo, estos últimos con el viento en la popa. Ahora, cada cual a su juego y en la cancha de la verdad.
Y el hecho tan temido por el SIM sucedió: el pueblo se convenció de que el FA ni siquiera es hoy el primer partido, ni que el gobierno tiene 70% de aprobación, ni que Mujica-Astori son una marca de heladera ganadora (más bien es una rara mezcla entre un tupamaro mesiánico y un liberal funcional al FMI), ni que la inflación está en el 7%, ni mucho menos el desempleo, etc., etc…
Y ahora viene el efecto dominó: la opinión pública no cree más en estas encuestadoras, los medios se ven presionados por esto, las empresas no apoyan tanto y…el cambio se viene.
El SIM fue lo primero que barrió el viento de las urnas del 28. No es malo para la moral y las buenas costumbres de la democracia, claro que no…
A los 20 años de gobierno frentista que auguraba Luis Eduardo González les quedan apenas 9 meses. Un parto muy doloroso para los ideólogos del oficialismo.
POSTDATA: EL DESPRESTIGIO DE LAS (OTRAS) ENCUESTADORAS ES UN CLARO EJEMPLO DEL FIN DE LOS MITOS.
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