
José Leandro Villalba, nacido en Mercedes el 30 de Dic. de 1939, era un muchacho simpático y amable, el menor de tres hermanos, luego de terminar sus estudios, debió emigrar a la ciudad en busca de trabajo.
Leandro vivía a sus treinta y un años en casa de su madre en Monte Caseros al 3225 ap3. Si pasan por allí aún pueden ver la ventana de su apartamento a la calle.
Villalba trabajaba como administrativo en una seccional de policía donde trabajaba hasta la media noche y ganaba por debajo de los 15.000 pesos, el salario miserable de la policía en aquella época, unos 5.000 pesos de ahora.
El encuentro con José Mujica Cordano
Aquella noche de 18 de Marzo de 1970 Villalba ni se imaginaba el cambio que daría su vida. Sentado en la barra del bar "La Vía" José Mujica Cordano se encontraba "de copas", disfrutando de su enorme fortuna, lograda a través de suculentas rapiñas y secuestros mientras, según el mismo comenta, "hablaba del oro de Mailhos".
Villalba reconoció a uno de los sujetos cuya foto había visto en la seccional en la que trabajaba como administrativo, (al propio Mujica) En estas fotos mostraban a personas en "búsqueda y captura" por orden la justicia.
En ese momento tenía dos opciones.
Una era no cumplir con su deber, y no notificar nada, olvidarse de sus obligaciones como policía y como ciudadano y dejar libre a integrantes de una banda requerido por participación en innumerables secuestros asaltos de bancos y asesinatos.
La otra era ser valiente y notificar la presencia de los terroristas en el bar.
Villalba cumple con los deberes de su cargo y lo comunica a su seccional, en unos minutos radio patrulla intercepta a José Mujica Cordano, quien en ese entonces tenía documentación falsa a nombre de José Mones Morelli, el cual resiste el arresto a balazos, hiriendo de gravedad a un agente luego del largo tiroteo y terminando muy herido.
Estando abatido y a pesar de haber herido a un agente, los compañeros no lo ejecutan, lo llevan rápidamente al Hospital Militar.
Mujica es salvado gracias a la pericia médica y el buen trabajo de los doctores del Hospital Militar.
La vendetta mafiosa
Villalba pensaba que estaba protegido por un estado de derecho que ni siquiera hoy mismo nos puede proteger, y volvía silbando a su casa, como lo solía hacer, aquella fatídica noche del 10 de enero de 1971 sin saber que José Mujica Cordano ya había sentenciado su destino.
Un comando de 6 hombres esperaba a Villalba en un coche en la oscuridad de la calle Echandía esquina Monte Caseros.
Allí mismo, en el estilo que tienen estos grupos cobardes, se llamen ETA O Al Qaeda o TUPAMAROS, sorprenden al joven por la espalda y le dan varios disparos con sus 9 milímetros.
Luego lanzan sobre su cuerpo volantes en los que decía: "así se paga la delación", en un sentido de la palabra hasta ridículo, que solo tiene sentido si viene del ingenio del candidato a presidente por el Frente Amplio.
Artículo de Pablo López Gamio
Leandro vivía a sus treinta y un años en casa de su madre en Monte Caseros al 3225 ap3. Si pasan por allí aún pueden ver la ventana de su apartamento a la calle.
Villalba trabajaba como administrativo en una seccional de policía donde trabajaba hasta la media noche y ganaba por debajo de los 15.000 pesos, el salario miserable de la policía en aquella época, unos 5.000 pesos de ahora.
El encuentro con José Mujica Cordano
Aquella noche de 18 de Marzo de 1970 Villalba ni se imaginaba el cambio que daría su vida. Sentado en la barra del bar "La Vía" José Mujica Cordano se encontraba "de copas", disfrutando de su enorme fortuna, lograda a través de suculentas rapiñas y secuestros mientras, según el mismo comenta, "hablaba del oro de Mailhos".
Villalba reconoció a uno de los sujetos cuya foto había visto en la seccional en la que trabajaba como administrativo, (al propio Mujica) En estas fotos mostraban a personas en "búsqueda y captura" por orden la justicia.
En ese momento tenía dos opciones.
Una era no cumplir con su deber, y no notificar nada, olvidarse de sus obligaciones como policía y como ciudadano y dejar libre a integrantes de una banda requerido por participación en innumerables secuestros asaltos de bancos y asesinatos.
La otra era ser valiente y notificar la presencia de los terroristas en el bar.
Villalba cumple con los deberes de su cargo y lo comunica a su seccional, en unos minutos radio patrulla intercepta a José Mujica Cordano, quien en ese entonces tenía documentación falsa a nombre de José Mones Morelli, el cual resiste el arresto a balazos, hiriendo de gravedad a un agente luego del largo tiroteo y terminando muy herido.
Estando abatido y a pesar de haber herido a un agente, los compañeros no lo ejecutan, lo llevan rápidamente al Hospital Militar.
Mujica es salvado gracias a la pericia médica y el buen trabajo de los doctores del Hospital Militar.
La vendetta mafiosa
Villalba pensaba que estaba protegido por un estado de derecho que ni siquiera hoy mismo nos puede proteger, y volvía silbando a su casa, como lo solía hacer, aquella fatídica noche del 10 de enero de 1971 sin saber que José Mujica Cordano ya había sentenciado su destino.
Un comando de 6 hombres esperaba a Villalba en un coche en la oscuridad de la calle Echandía esquina Monte Caseros.
Allí mismo, en el estilo que tienen estos grupos cobardes, se llamen ETA O Al Qaeda o TUPAMAROS, sorprenden al joven por la espalda y le dan varios disparos con sus 9 milímetros.
Luego lanzan sobre su cuerpo volantes en los que decía: "así se paga la delación", en un sentido de la palabra hasta ridículo, que solo tiene sentido si viene del ingenio del candidato a presidente por el Frente Amplio.
Artículo de Pablo López Gamio
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